La última vez que hablamos del tema yo no me esforcé, de hecho estábamos Angy tu y yo en una terraza de uan cafetería cualquiera, obstinada e intentando sacra fuerzas de mi interior para no agarrarte la cara y aprendtándola con mis manos decirte una y mil veces aquello de "Muchacho no vale la pena", sin duda a veces no soy tan persistente como quisiera o tal vez mi función de madre y el hecho de tener que repetir constantemente a mis seres las cosas hace que determinados adjetivos insustanciales como la paciencia se volatilicen de mi como el aire de ese cigarrillo condenado en segundos a desvanecerse en el espacio...
Nos cuentas las misma historia, una y otra vez, yo lo veo todo tan subrreal que me apresuro a aconsejarte que dejes de lado eso, no puede ser, tu te agarras a ella como a un clavo ardiendo, por que eres hombre ante todo hombre, sabes o crees saber que ella es esa jovencita apetecible de aspecto engreido y caprichoso, yo ya te aventuré que era demasiado bueno para ser real, evidentemente no era, lejos de lo que ha vendido es una mujer con diversas patologías psicológicas a cual peor, pero tu tampoco estas bien, no quieres ver la realidad y a cambio te atas emocionalmente a lo subrreal, a lo que tal vez tu quisieras sin pensar por un instante en lo moral...
No soy Dios, no puedo resolver tu vida, soy tu amiga, pero ya no tengo ganas de contarte nada de mi vida, he olvidado hablar de mi porque cuando hablamos yo soy la oyente y tu ese charlatan que vende sus recetas, por cierto recetas que nunca jamás ha usado contra sus propios males, te has preguntado alguna vez como vas a acabar con el hambre en el mundo si tu mismo no puedes paliar tu propio hambre?, yo si me lo he preguntado y como no sé cual es la clave he decidido dejar para otro la labor del hambre mundial y de momento me centraré en mi propio hambre....
Te excusas constantemente debes entender que todos cometemos errores la clave es aprender de ellos, entender en qué fallamos, corregirlos y seguir....
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HASTA QUE LA VERDAD SE IMPONGA
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