Te levantas un día, de repente empiezas a mirar las cosas de otra manera, pequeños detalles te cuentan cosas enormes, te destintan la verdad para que al fin la veas, desnuda, al natural, tal cual es, sin que hayan posibilidades de malinterpretar o de que veas lo que no es.
Es evidente que ese día lo primero que sientes es desengaño, estas triste, ves las cosas tal cual y no te gustan, empiezas a entender que lo Shakespeare escribe en sus libros solo eran sus anhelos, esos que en cierto modo también son los tuyos, a continuación miras a tu alrededor y observas ese espacio, sus gentes, sus vidas, no son mejor que la tuya pero la vital diferencia es que yo reflexiono más las cosas, yo si deparo en preguntarme el porqué de cada una de las cosas que me suceden, e incluso a hacer la autocrítica de mis propias objeciones, de mis cualidades de fémina, a consecuencia de ello mi propia racionalidad me empuja hacia ese rincón dón la ignorancia y las medias verdades no caben, ese sitio donde puedo llorar a escondidas sin que nadie haga burla y se regocije del dolor mio....
Ayer después de mucho tiempo de no haber vuelto a rozar siquiera la sensación de aislamiento, de tesoro escondido, tuve la misma impresión que hace un tiempo atrás tenía, esa impresión de estar a un lado, de ser esa pieza de puzle que solo puede ocupar un lugar pero que se reserva a no ser expuesta, me acuesto con esa extraña sensación y preguntandome a mi misma el porqué de las cosas, me he levantado sin embargo pensando que yo dejo las cosas en mi propia vida a medias, digamos que a lo mejor es lo que trasmito, necesito no perder más tiempo y a cada cosa que hago o recibo me doy cuenta que sigo en la ruedas de las ilusiones girando haciea el mismo sitio....
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