jueves, 20 de noviembre de 2014

La mala donna

Cerré ese libro que tanto me gusta, se trataba de una historia contemporánea basada en la vida real de una dama, ese tipo de mujeres de época con carácter, muy afinadas pero con su corazón latiendo bajo su pecho, por alguna extraña razón algunas veces me ponía en el papel de la protagonista, me comparaba a ella e incluso era capaz de enumerar las pocas diferencias que teníamos.
Yo fui algún día esa niña caprichosa como numerosas veces os he contado, para encontrar el motivo de esta actitud debo retomar mi infancia ahí como sí de una película se tratara encuentro los porque de cada unas de mis actitudes que hoy conforman la mujer que soy, entonces puedo visualizar las imágenes pasajeras de ese hombre que es mi padre permitiendo cada uno de mis antojos cual pétalos forman una flor, ese mismo hombre formò el carácter y el temperamento que hoy tengo, el creó esa seguridad en mi tan difícil de traspasar, y gracias a el también sé que aveces hay que bajar la cabeza y echar esas lágrimas tan necesarias para seguir adelante, aunque ciertamente la última y única vez que le vi llorar fue por un terrible fallecimiento familiar y desde ese instante tengo la sensación de que como bien hombre tiene una coraza inquebrantable que no por ello he podido comprobar hace apenas tres años que sus fuerzas también flaquean evidentemente como las de cualquier mortal común.
Cuando mi padre enfermó yo llevaba al que hoy es mi segundo ser, recuerdo esas operaciones a las que se sometió, recuerdo esas noches de hospitales pensando que a el no le pasaría nada, sus terribles sesiones de radioterapia e incluso recuerdo ese pasillo de hospital blanco, frío desalojado en el que se sentó a mi lado en una butaca de cualquier sala de espera y con voz firme pero tono suave me explicó que debía entender que la muerte era un proceso más de la vida, que saldríamos adelante sí el no sobrevivía, que no debíamos separarnos y que el siempre estuvo bien con lo creó, recuerdo que me dijo nadie es feliz del todo pero muchos viven buscando su felicidad y mueren en el intento, yo he sido medianamente feliz y no cambiaría ninguna de las facetas y cosas que me sucedieron, tu haz lo mismo busca tu bienestar son pensar en el precio.Esas palabras marcaron mi vida, me vi entonces dudando por momentos de todo lo que hacia, en levantaba pensando por ejemplo sí ese ser que portaba en verdad yo lo quería, alguna vez me sentí como CArmen, en esa ópera, esa mujer de segunda fila, que anhela lo que no tiene pero vive con su reloj parado para no enterarse de las horas ni los días.....

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