Ese sábado, tarde, llegas a lo que es tu casa, tu hogar, dónde se supone que estan esas personitas a las que llamas familia.... no somos tu familia! has delinquido en el corazón!, nos has dejado por probar suculentos deseos, infames, austeros... decides salir del disfraz que tanto tiempo llevas puesto, ahora eres tú! desatado, suspicaz, infiel y mentiroso que recorre el camino de lo vano.
Mis lásgrimas recorren mi rostro, mientras pienso esto no tiene consuelo, que verdad a medias, cuanta realidad y qué lejos!, las horas se transcriben en el reloj que marca un tiempo, tiempo que cura, que sana, qué lejos recuerdos, yo fui capaz de permanecer en mi sitio, de estar en mis aposentos, innegable, empeñada, mujer, valiente y entregada.... a ti sin embargo te pudo el olor de otras bragas, otra mujer, otro perfume, otro desaire... que triste amanecer estuve vivendo...que lejanos recuerdos...
Un día desperté de loq ue no fue un sueño, solo eran recuerdos, momentos atragantados en mis pensamientos, me miré al espejo y via una dama, una bella dama, como esas de las peliculas francesas, hermosas, señoras bellas, elegantes, temperamentales que hablan con la mirada, ese tipo de mujer segura, sencilla y compleja a la vez, tremebunda, una mujer de la que nadie se olvida, esa era yo, tu ya no estabas pero me había crecido, me daba cuenta de cuánto dejaba de valer cuando a tu lado caminaba....ahora si era yo, las mirabas se cruzaban allás por donde pasaba, los hombres más exigentes me rogaban.... esa soy yo una mujer valiente, que no llora, que no espera, que no sufre por tal ser, esa era yo lujuriosa, vanidosa, arrogante....
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