Como las alas de una golondrina que se mueve revoloteando desesperadas... así estaban las emociones en mi corazón...Me repetías una y otra vez que cuidarías de mi, que me harías dichosa, que sería feliz, tus palabras se amedrentaban en mi cabecita, me sentía confusa, exhausta...
Tenías toda la experiencia que a mi me faltaba, o quizás no!, sabías controlar tus sentimientos, esconderlos de mis garras, a veces los exponías como tesoros, como cuadros de museo, como los cromos de ese niño, otras te encerrabas, me tenías miedo, me obviabas, no querías ser testigo de lo que ahora ya era nuestro. Me recordabas cada noche y cada día lo mucho que me anhelabas, no siempre te creía, para ser sincera muchas veces lo dudaba, mil pensamientos embargaban mi alma, te veía a lo lejos en una puerta que se cerraba, como una barrera entre nosotros, cierta distancia....
Escuchaba tus risas, recordaba tus miradas.
Esa mañana me dijistes que no estarías a la altura de mis vanos caprichos, no complacerías ni uno más de mis terrenales y suculentos caprichos, me dijistes que ya no podías, que escogiera, cuidar de mi o nada.... me fué difícil, esa tesitura en la que estaba, dudaba mucho.
Te repetí lo de que me querías en tu cama, te enfadastes, lo hicistes notar, no eras un hombre vulgar, eras un clasista, ese tipo de hombre que es especial, que tiene clase, saber estar, no era solo eso, no veías solo cama, veías algo más en mi, veías a una dama, te enojaban profundamente mis palabras, estabas enrrabietado como un niño que llorando levanta la alarma. Lo siento msi caprichos y yo vamos acompañadas!.
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